jueves, 30 de diciembre de 2010
Buscando en el baúl de los recuerdos
jueves, 23 de diciembre de 2010
El barrio de los artistas. Homenaje al optimismo
No sé si el título de este cuento hace gala al contenido, por eso he añadido "homenaje al optimismo". Ayer en la comida del trabajo, hablábamos del optimismo, de la necesidad del él para que la vida sea más sencilla, más agradable. Ser positivo, ser optimista es la mitad de la felicidad, hace que esos momentos felices de los que otras veces he hablado se multipliquen.
Cuento: Miki era un chico alegre, optimista y simpático. Nadie recordaba haberle visto enfadar, y daba igual lo que le dijeran, parecía incapaz de insultar a nadie. Hasta sus maestros se admiraban de su buena disposición para todo, y era tan extraño que incluso se corrió el rumor de que era debido a un secreto especial; y bastó que fuera secreto para que nadie pensara en otra cosa. Tanto preguntaban al pobre Miki, que una tarde invitó a merendar a don José Antonio, su profesor favorito. Al terminar, le animó a ver su habitación, y al abrir la puerta, el maestro quedó como paralizado, al tiempo que una gran sonrisa se dibujaba en su rostro.
¡La enorme pared del fondo era un único collage de miles de colores y formas que inundaba toda la habitación!. Era el decorado más bonito que había visto nunca.
- Algunos en el cole creen que yo nunca pienso mal de nadie -comenzó a explicar Miki-, ni que nada me molesta o que nunca quiera insultar a nadie, pero es mentira. A mí me pasa como a todo el mundo. Y antes me enfadaba mucho más que ningún niño. Sin embargo, hace años con ayuda de mis padres comencé un pequeño collage especial: en él podía utilizar todo tipo de materiales y colores, siempre que con cada pequeña pieza pudiera añadir algún mal pensamiento o acción que hubiera sabido contener.
Era verdad. El maestro se acerdó y en cada una de las pequeñas piezas se podía leer en letras finísimas "tonto", "bruto", "pesado", "aburrido" y otras mil cosas negativas.
- Así que comencé a convertir todos mis malos momentos en una oportunidad de ampliar mi collage. Ahora estoy tan entusiasmado con él, que cada vez que alguien me provoca un enfado no dejo de alegrarme por tener una nueva pieza para mi dibujo.
De muchas cosas más hablaron aquel día, pero lo que el buen maestro no olvidó nunca fue cómo un simple niño le había mostrado que el secreto de un carácter alegre y optimista está en convertir los malos momentos en una oportunidad de sonreir. Sin decírselo a nadie, aquel mismo día comenzó su propio collage, y tanto recomendó aquel secreto a sus alumnos, que años después llamaron a aquel barrio de la ciudad, "El barrio de los artistas" porque cada casa contenía las magníficas obras de arte de aquellos niños optimistas.
Autor.. Pedro Pablo Sacristan
lunes, 20 de diciembre de 2010
Pequeñas cosas que te hacen muy feliz
El árbol de los problemas
El carpintero que había contratado para ayudarme a reparar una vieja granja acababa de finalizar un duro primer día de trabajo. Su cortadora eléctrica se dañó y lo hizo perder una hora de trabajo y ahora su antiguo camión se negaba a arrancar.
Mientras lo llevaba a casa, se sentó en silencio. Una vez que llegamos, me invitó a conocer a su familia. Mientras nos dirigíamos a la puerta, se detuvo brevemente frente a un pequeño árbol, tocando las puntas de las ramas con ambas manos.
Cuando se abrió la puerta, ocurrió una sorprendente transformación: Su bronceada cara estaba plena de sonrisas. Abrazó a sus dos pequños hijos y le dio un beso a su esposa.
Posteriormente me acompañó hasta el carro. Cuando pasamos cerca del árbol, sentí curiosidad y le pregunté acerca de lo que había visto un rato antes.
“Oh, ese es mi árbol de problemas“, contestó. “Sé que no puedo evitar tener problemas en el trabajo, pero una cosa es segura: los problemas no pertenecen a la casa, ni a mi esposa, ni a mis hijos. Así que simplemente los cuelgo en el árbol cada noche cuando llego a casa. Luego en la mañana los recojo otra vez“.
“Lo divertido es“, agregó sonriendo, “que cuando salgo en la mañana a recogerlos, no hay tantos como los que recuerdo haber colgado la noche anterior“. Jorge Bucay
Hoy he aprendido ...
...que lo que verdaderamente cuenta en la vida no son las cosas que tenga alrededor, sino las personas.
...que lo más importante no es lo que me sucede, sino lo que hago al respecto.
sábado, 18 de diciembre de 2010
La Navidad
Casi es Navidad, falta una semana. Son éstas unas fiestas entrañables por lo que tienen de sentido religioso y por el reencuentro familiar al pie de un nacimiento o árbol de navidad.
domingo, 12 de diciembre de 2010
Maestra, ¿qué es el amor?
Uno de los niños de la clase preguntó:
La maestra sintió que la criatura merecía una respuesta que estuviese a la altura de la pregunta inteligente que había formulado. Como ya estaban en la hora del recreo, pidió a sus alumnos que dieran una vuelta por el patio de la escuela y trajeran cosas que invitaran a amar o que despertaran en ellos ese sentimiento. Los pequeños salieron apresurados y, cuando volvieron, la maestra les dijo:
El primer alumno respondió:
Yo traje esta flor… ¿no es bonita?
- Yo traje este pichón de pajarito que encontré en un nido… ¿no es gracioso?
Y así los chicos, uno a uno, fueron mostrando a los demás lo que habían recogido en el patio.
Cuando terminaron, la maestra advirtió que una de las niñas no había traído nada y que había permanecido en silencio mientras sus compañeros hablaban. Se sentía avergonzada por no tener nada que enseñar.
La maestra se dirigió a ella:
- Muy bien, ¿y tú?, ¿no has encontrado nada que puedas amar?
La criatura, tímidamente, respondió:
- Lo siento, seño. Vi la flor y sentí su perfume, pensé en arrancarla pero preferí dejarla para que diese aroma durante más tiempo. Vi también mariposas suaves, llenas de color, pero parecían tan felices que no intenté coger ninguna. Vi también al pichoncito en su nido, pero…, al subir al árbol, noté la mirada triste de su madre y preferí dejarlo allí…
Así que traigo conmigo el perfume de la flor, la libertad de las mariposas y la gratitud que observé en los ojos de la madre del pajarito. ¿Cómo puedo enseñaros lo que he traído?
La maestra le dio las gracias a la alumna y emocionada le dijo que había sido la única en advertir que lo que amamos no es un trofeo y que al amor lo llevamos en el corazón.
Y qué es el amor sino un sentimiento afectivo que se experimenta hacia una persona, animal o cosa, de desearle el bien. Ya decía Gottfried leibniz que amar es encontrar en la felicidad de otro tu propia felicidad
Mario Vargas LLosa, gran escritor y hombre grande.
sábado, 11 de diciembre de 2010
Mi caja de besitos
Un día, un hombre castigó a su hija de tres años por desperdiciar un rollo de papel dorado para envolver regalo. El dinero escaseaba en esos días, motivo por el cual estalló en una furia incontenible; cuando vio a la niña tratando de envolver una caja para ponerla debajo del árbol de Navidad.
A la mañana siguiente la niña le dijo a su padre:"Esto es para ti papaito".
Él se sintió avergonzado de su anterior reacción. Pero volvió a explotar cuando al abrir la caja, se dio cuenta que estaba vacíay le gritó: ¿Es que no sabes que cuando le das un regalo a alguien, debe tener algo dentro?.
La pequeña con lágrimas en los ojos contestó:
¡No papaito, no esta vacía ya que yo soplé muchísimos besos dentro de la caja, todos para ti!.
El padre se sintió morir, puso sus brazos alrededor de su niña y le suplicó que lo perdonara.
Según se dice, ese hombre guardó la caja dorada durante muchos años, cerca de su cama y siempre que se sentía derrumbado o deprimido, tomaba de la caja un beso y recordaba el amor que su niña había puesto ahí.
Y la riegas con tu amor
Y el agua de la constancia
Brotará en ti una flor
Y su aroma y su calor
Te arroparán cuando algo vaya mal...
jueves, 9 de diciembre de 2010
El llanto de la luna
Así, los días o, mejor dicho, las noches se sucedieron sin que nadie viniera a hacer compañía a la Luna que vagaba, solitaria, por el cielo silencioso... (Todo)
jueves, 2 de diciembre de 2010
De Durero a...
Durante el siglo XV, en una pequeña aldea cercana a Nuremberg, vivía una familia con 18 niños.
Para poder poner pan en la mesa para tal prole, el padre, y jefe de la familia, trabajaba casi 18 horas diarias en las minas de oro, y en cualquier otra cosa que se presentara.
A pesar de las condiciones tan pobres en que vivían, dos de los hijos de Albrecht Durer tenían un sueño. Ambos querían desarrollar su talento para el arte, pero bien sabían que su padre jamás podría enviar a ninguno de ellos a estudiar a la Academia.
Después de muchas noches de conversaciones calladas entre los dos, llegaron a un acuerdo. Lanzarían al aire una moneda. El perdedor trabajaría en las minas para pagar los estudios al que ganara. Al terminar sus estudios, el ganador pagaría entonces los estudios al que quedara en casa, con las ventas de sus obras, o como fuera necesario.
Y lanzaron al aire la moneda un domingo al salir de la Iglesia. Albretch Durer ganó y se fue a estudiar a Nuremberg. Albert comenzó entonces el peligroso trabajo en las minas, donde permaneció por los próximos cuatro años para sufragar los estudios de su hermano, que desde el primer momento fue toda una sensación en la Academia.
Los grabados de Albretch, sus tallados y sus óleos llegaron a ser mucho mejores que los de muchos de sus profesores, y para el momento de su graduación, ya había comenzado a ganar considerables sumas con las ventas de su arte.
Cuando el joven artista regresó a su aldea, la familia Durer se reunió para una cena festiva en su honor. Al finalizar la memorable velada, Albretch se puso de pie en su lugar de honor en la mesa, y propuso un brindis por su hermano querido, que tanto se había sacrificado para hacer sus estudios una realidad.
Sus palabras finales fueron: "Y ahora, Albert hermano mío, es tu turno. Ahora puedes ir tú a Nuremberg a perseguir tus sueños, que yo me haré cargo de ti".
Todos los ojos se volvieron llenos de expectativa hacia el rincón de la mesa que ocupaba Albert, quien tenía el rostro empapado en lágrimas, y movía de lado a lado la cabeza mientras murmuraba una y otra vez: "No... no... no...".
Finalmente, Albert se puso de pie y secó sus lágrimas. Miró por un momento a cada uno de aquellos seres queridos y se dirigió luego a su hermano, y poniendo su mano en la mejilla de aquel le dijo suavemente: "No, hermano, no puedo ir a Nuremberg. Es muy tarde para mí. Mira lo que cuatro años de trabajo en las minas han hecho a mis manos. Cada hueso de mis manos se ha roto al menos una vez, y últimamente la artritis en mi mano derecha ha avanzado tanto que hasta me costó trabajo levantar la copa durante tu brindis... mucho menos podría trabajar con delicadas líneas el compás o el pergamino y no podría manejar la pluma ni el pincel. No, hermano... para mí ya es tarde".
Un día, para rendir homenaje al sacrificio de su hermano Albert, Albretch Durer dibujó las manos maltratadas de su hermano, con las palmas unidas y los dedos apuntando al cielo. Llamó a esta poderosa obra simplemente "Manos", pero el mundo entero abrió de inmediato su corazón a su obra de arte y se le cambió el nombre a la obra por el de "Manos que oran".
Más de 450 años han pasado desde ese día.
La próxima vez que veamos una copia de esa creación,hay que recordar que nadie, nunca, triunfa solo.
miércoles, 1 de diciembre de 2010
Queridos Reyes Magos
Es decir, tener un cuarto especial para mi y reunir a todos los miembros de mi familia a mi alrededor.
Ser tomado en serio cuando hablo. Convertirme en el centro de atención al que todos quieran escuchar sin interrumpir ni cuestionarle. Quisiera sentir el cuidado especial que recibe la tele cuando algo no funciona...
Y tener la compañía de mi Papá cuando llega a casa, aunque este cansado del trabajo. Y que mi Mamá me busque cuando este sola y aburrida, en lugar de ignorarme. Y que mis hermanos se peleen por estar conmigo...
Y que pueda divertirlos a todos, aunque a veces no les diga nada. Quisiera vivir la sensación de que lo dejen todo por pasar unos momentos a mi lado.
No os pido mucho. Sólo vivir lo que vive cualquier televisor...