-Que seas buena, que no alborotes: y si algo te pasara, asómate a la ventana y llama a doña Clementina.
Ella decía que sí con la cabeza. Pero nunca le ocurría nada, y se pasaba el día sentada al borde de la ventana, jugando con "Pipa"...
Había una vez un pobre muy viejo que no veía apenas, tenía el oído muy torpe y le temblaban las rodillas. Cuando estaba a la mesa, apenas podía sostener su cuchara, dejaba caer la copa en el mantel, y aún algunas veces escapar la baba.
La mujer de su hijo y su mismo hijo estaban muy disgustados con él, hasta que, por último, le dejaron en un rincón de un cuarto, donde le llevaban su escasa comida en un plato viejo de barro. El anciano lloraba con frecuencia y miraba con tristeza hacia la mesa. Un día se cayó al suelo, y se le rompió la escudilla que apenas podía sostener en sus temblorosas manos. Su nuera le llenó de improperios a los que no se atrevió a responder, y bajó la cabeza suspirando. Le compraron entonces una tarterilla de madera, en la que se le dio de comer de allí en adelante.
Algunos días después, su hijo y su nuera vieron a su niño, que tenía algunos años, muy ocupado en reunir algunos pedazos de madera que había en el suelo.
- "¿Qué haces?", preguntó su padre.
- "Una tartera, contestó, para dar de comer a papá y a mamá cuando sean viejos."
El marido y la mujer se miraron por un momento sin decirse una palabra. Después se echaron a llorar, volvieron a poner al abuelo a la mesa; y comió siempre con ellos, siendo tratado con la mayor amabilidad.
Hace mucho tiempo existía un enorme árbol de manzanas. Un pequeño niño lo amaba mucho y todos los días jugaba alrededor de él. Trepaba al árbol hasta el tope y el le daba sombra. El amaba al árbol y el árbol amaba al niño.
Pasó el tiempo y el pequeño niño creció y el nunca más volvió a jugar alrededor del enorme árbol.
Un día el muchacho regresó al árbol y escuchó que el árbol le dijo triste:
"¿Vienes a jugar conmigo?" pero el muchacho contestó "Ya no soy el niño de antes que jugaba alrededor de enormes árboles. Lo que ahora quiero son juguetes y necesito dinero para comprarlos".
"Lo siento, dijo el árbol, pero no tengo dinero... Te sugiero que tomes todas mis manzanas y las vendas. De esta manera tú obtendrás el dinero para tus juguetes".
El muchacho se sintió muy feliz.
Tomó todas las manzanas y obtuvo el dinero y el árbol volvió a ser feliz.
Pero el muchacho nunca volvió después de obtener el dinero y el árbol volvió a estar triste.
Tiempo después, el muchacho regresó y el árbol se puso feliz y le preguntó:
"¿Vienes a jugar conmigo?" "No tengo tiempo para jugar. Debo de trabajar para mi familia. Necesito una casa para compartir con mi esposa e hijos.
¿Puedes ayudarme?"... " Lo siento, pero no tengo una casa, pero...tú puedes cortar mis ramas y construir tu casa".
El joven cortó todas las ramas del árbol y esto hizo feliz nuevamente al árbol, pero el joven nunca más volvió desde esa vez y el árbol volvió a estar triste y solitario.
Cierto día de un cálido verano, el hombre regresó y el árbol estaba encantado. "Vienes a jugar conmigo? le preguntó el árbol. El hombre contestó "Estoy triste y volviéndome viejo. Quiero un bote para navegar y descansar. ¿Puedes darme uno?". El árbol contestó: "Usa mi tronco para que puedas construir uno y así puedas navegar y ser feliz". El hombre cortó el tronco y construyó su bote. Luego se fue a navegar por un largo tiempo.
Finalmente regresó después de muchos años y el árbol le dijo: "Lo siento mucho, pero ya no tenga nada que darte ni siquiera manzanas". El hombre replicó "No tengo dientes para morder, ni fuerza para escalar...Por ahora ya estoy viejo".
Entonces el árbol con lágrimas en sus ojos le dijo, "Realmente no puedo darte nada.... la única cosa que me queda son mis raíces muertas". Y el hombre contestó: "Yo no necesito mucho ahora, solo un lugar para descansar.
Estoy tan cansado después de tantos años". "Bueno,las viejas raíces de un árbol, son el mejor lugar para recostarse y descansar. Ven siéntate conmigo y descansa".
El hombre se sentó junto al árbol y este feliz y contento sonrió con lágrimas.
Sólo cuando meditamos lo que nos cuestan nuestros hijos, empezamos a darnos cuenta de la deuda que tenemos contraída con nuestro padres.
- Tener dinero, sólo significaba poder comprarte una bolsa de chucherías a la salida del cole...
- Hacer un castillo de arena podía mantenernos felizmente ocupados durante toda una tarde...
- Para salvar a todos los amigos en el escondite bastaba con un grito: '¡Por mí! ¡y por todos mis compañeros!
- Siempre descubrías tus más ocultas habilidades, a causa de un '¿A que no eres capaz?'
- ¡Tonto el último! Era lo único que nos hacía correr como locos hasta que el corazón se nos salía del pecho.
- Los globos de agua eran la más moderna, poderosa y eficiente arma que jamás se había inventado...
- 'GUERRA' sólo significaba arrojarse tizas y bolas de papel durante las horas libres en clase...
- La mayor desilusión era haber sido elegidos los últimos en los equipos del cole...
- Cuando un helado era la mejor recompensa...
- Y quitar las ruedas pequeñas a la bici significaba un gran paso en tu vida.
- Cuando el negocio del siglo era conseguir cambiar los cromos repetidos por el que hacía tanto tiempo que buscabas...
-Y sólo llorábamos desconsolados cuando íbamos de excursión al campo, nos entreteníamos durante horas y venían a avisarnos de que teníamos que marchar.
- Cuando ponerte el 'babi' a modo de capa te hacía soñar y subido en cualquier escalón deseabas con todas tus fuerzas poder volar.
- Cuando no necesitábamos nada más que un balón, una comba y un par de amigos con los que hacer el ganso durante todo el dí a...
¿Por qué le complicamos tanto ahora la vida a los críos?
Una leyenda cuenta que cierta vez, estaba Eva a orillas de un río, bañando a sus hijos , cuando escuchó que Dios le habló. Temerosa, Eva ocultó a los hijos que todavía no había bañado, para que Él no los viera. Dios, que todo lo ve, le preguntó que si con ella estaban todos sus hijos y Eva mintiéndole respondió que sí. Entonces, Dios le advirtió que aquellos que había ocultado , quedarían ocultos para siempre a los ojos de los hombres y fueron esos niños los que se convirtieron en hadas y duendes para siempre.
Ya en época musulmana Alcantarilla existía como una pequeña aldea agrícola. Fue en el siglo XII cuando se puede hallar una referencia fiable que cite a la villa como 'Qantara Askaba', según palabras del geógrafo musulmán Al-Idrisí. Este personaje situó la población en la ruta a seguir para ir de Murcia a Almería, pasando después por Librilla o Alhama. El significado del nombre parece indicar "la que está junto al puente" o "la del puente pequeño".
Su nombre actual parece provenir del apelativo que le dieron los cristianos, también en el siglo XII, de 'Alcantariella'. Durante la Edad Media, la villa se convirtió en un señorío, cambiando con frecuencia de dueños.
En 1283, debido a las luchas por la sucesión al trono castellano, Alfonso X entregó Alcantarilla al Concejo de la ciudad de Murcia, a condición de que la población mudéjar de la villa pasara a ser cristiana. Pero, tras la muerte del Rey (1284), su hijo Sancho IV la confiscó cediéndola a su esposa, doña María de Molina, que sería la señora de la villa hasta su fallecimiento en 1321.
En el siglo XIV Alcantarilla pasó a ser posesión del Cabildo de Cartagena.
Para mantener la capacidad de riego de la villa, ya que la mayoría de terrenos dependían de algaidones (pozos alimentados por las lluvias), la Iglesia decide construir una noria en la acequia de la Alquibla, que elevara el agua y facilitara su llegada a las tierras de cultivo.
La llegada del siglo XVI supone la conversión al cristianismo de los musulmanes de Alcantarilla.
En 1545 se desbordan los ríos Segura y Sangonera, inundando diversas poblaciones de la Huerta. Alcantarilla sería prácticamente destruida. Sus habitantes (unos 140) deciden reconstruirla en una zona cercana más elevada, en lo que hoy es el barrio de San Pedro.
Ya en 1613 se produce la expulsión de los moriscos de España, ordenada por Felipe III, cuando Alcantarilla contaba con unos seiscientos habitantes. Esto, unido a las epidemias de Peste, hace que la población de la villa se vea reducida a unas cien o doscientas personas de nuevo.
En 1811, durante la Guerra de la Independencia Española, el general Freire estableció su cuartel en la ciudad de Alcantarilla. Pero la ciudad fue saqueada por los franceses, quemando éstos el Ayuntamiento y sus archivos. En 1835 Alcantarilla se constituyó como Ayuntamiento y Diego García fue su primer alcalde.
Ya en el siglo XX destaca el gran crecimiento demográfico de la villa, pasando de los 5.000habitantes en 1900 a 13.000 en 1950 y a los 45.000 habitantes en la actualidad.
Un día avisaron a los moradores de esta isla, que ésta iba a ser inundada. Muy asustado el Amor, se preocupó para que todos los sentimientos se salvasen. El avisaba a todos: "Huyan...la isla va a ser inundada...huyan".
Todos corrieron y se embarcaron en lanchas para ir, hasta una montaña muy alta. Sólo el Amor no lo hizo, él quería estar un poco más en la isla.
Cuando el agua se acercaba cada vez más, él corrió a pedir ayuda.
Vio pasar a la Riqueza y le dijo: "Riqueza ¿me llevas contigo?, y la riqueza le dijo: "No puedo, mi lancha esta llena de oro y plata y tú no vas a caber".
Pasó entonces la Vanidad y el Amor le pidió:
"Vanidad ¿me llevas contigo?" ; y la vanidad le dijo. "No puedo, porque vas a ensuciar mi lancha nueva".
Pasó entonces la Tristeza, y le dijo: "Tristeza ¿puedo ir contigo?"; y la tristeza le dijo:"Oh amor, estoy tan triste que prefiero ir solita".
Luego pasó la Alegría, mas la alegría estaba tan alegre que no vio al Amor.
Ya desesperado al saber que moriría ahogado; el Amor comenzó a llorar. Pasó entonces un barquito y le dijeron: "!Sube Amor, yo te llevo!". Y el Amor subió.
Estando ya en la parte alta de la montaña, el Amor le preguntó a la Sabiduría: "Sabiduría, ¡Quién era el del barquito que me trajo hasta aquí?
Y la Sabiduría le dijo: El Tiempo.
El Amor le replicó: ¿El tiempo?; pero ¿por qué sólo el Tiempo me quiso traer?.
Y la Sabiduría le contestó: "Porque sólo EL TIEMPO es capaz de ayudar a entender a un GRAN AMOR".
"Si no viví más, fue por que no me dió tiempo" Así reza el epitafio del Marqués de Sade.
Me gusta viajar. He viajada mucho y lo que me queda (si Dios quiere). Cuando voy a una ciudad nueva me gusta conocer todos los aspectos de ella, las costumbres, monumentos, gastronomía, fiestas y también me gusta visitar los cementerios.