Hace ya tiempo que se lo dieron, al premio me refiero, pero me ha parecido importante recordarlo porque a mi me gusta cómo escribe y cómo es. Me refiero a Ana María Matute, Académica y Premio Cervantes, anciana entrañable y gran escritora.Decía el día que fue a recoger el premio Cervantes, al que llegó bastante temprano alegando que quería estar pronto no fuera que se lo dieran a otro, decía: "Los momentos así de la vida los grabo como si fueran una película y luego los recuerdo y lo paso muy bien". Fue un día muy especial para la veterana autora de 85 años que quedará fijado en su memoria y así lo reconoció.
-El amigo se murió.Niño, no pienses más en él y busca otros para jugar
El niño se sentó en el quicio de la puerta, con la cara entre las manos y los codos en las rodillas. «Él volverá», pensó. Porque no podía ser que allí estuviesen las canicas, el camión y la pistola de hojalata, y el reloj aquel que ya no andaba, y el amigo no viniese a buscarlos. Vino la noche, con una estrella muy grande, y el niño no quería entrar a cenar.
-Entra, niño, que llega el frío -dijo la madre.
Pero, en lugar de entrar, el niño se levantó del quicio y se fue en busca del amigo, con las canicas, el camión, la pistola de hojalata y el reloj que no andaba. Al llegar a la cerca, la voz del amigo no le llamó, ni le oyó en el árbol, ni en el pozo. Pasó buscándole toda la noche. Y fue una larga noche casi blanca, que le llenó de polvo el traje y los zapatos. Cuando llegó el sol, el niño, que tenía sueño y sed, estiró los brazos y pensó: «Qué tontos y pequeños son esos juguetes. Y ese reloj que no anda, no sirve para nada». Lo tiró todo al pozo, y volvió a la casa, con mucha hambre. La madre le abrió la puerta, y dijo: «Cuánto ha crecido este niño, Dios mío, cuánto ha crecido». Y le compró un traje de hombre, porque el que llevaba le venía muy corto.