Y justo cuando la oruga pensó que era su final, se transformó en mariposa

jueves, 30 de septiembre de 2010

En una noche un poco especial.


(…) Y piensas que todos los días mueren testigos
del mundo que tú has visto, y que ese mundo que
tú has visto desaparecerá para siempre con ellos.
Nadie lo va a recuperar. La gente que tú amaste
o en la cual creíste, las mujeres a las que has visto
sufrir, los héroes de los que ya nadie habla, los
fantasmas que han dado sentido a tu ciudad y los
amigos inocentes de las calles (incluidos los
pájaros y los perros), será como si no hubiesen
existido nunca.
González Ledesma, F., Historia de mis calles.
Este párrafo sacado del libro publicado por el IES FRANCISCO SALZILLO de mi pueblo, nos muestra la realidad de la vida, de nuestra vida, que vamos dejando caer por entre los dedos de la mano cuando intentamos cogerla.
El libro se llama "Vidas Contadas" y son cuentos reales de gentes reales del pueblo.
Cuando tengo un ratico en el que la añoranza de otros tiempos y un poco la tristeza se apodera de mí, abro este libro, en archivo PDF y leo alguna. Conozco a casi todos los personajes. Unos ya no están, porque han fallecido, otros tampoco están porque esa desagradable enfermedad hace que su pensar y sentir esté ausente, y otros siguen vivos disfrutando de la vida de sus seres queridos, de su pueblo.
Es este libro el fruto de un bonito proyecto.
Una historia que a mi personalmente me gusta está en la página 139, se llama "Vida de una mujer trabajadora" contada por Adrian, su nieto, y doy fe que es así, una buena mujer rodeada de no menos buena familia, muy querida por mí. Un beso muy fuerte a todos ellos

martes, 28 de septiembre de 2010


Feria de Scarborough
Si vas a la feria de Scarborough:
Perejil, savia, romero y tomillo.
dale recuerdos a alguien que vive allí:
ella fue una vez mi gran amor.

En la ladera de una colina, en el bosque verde y espeso,
el rastro de los gorriones sobre la nieve dorada,
cubre y arropa al hijo de la montaña,
que duerme ajeno a la llamada del clarín.

Dile que me haga una camisa de batista:
Perejil, savia, romero y tomillo;
sin costuras ni remiendos,
y volverá a ser mi gran amor.

En la ladera de una colina, una rociada de hojas
bañan la tumba con lagrimas plateadas.
Un soldado limpia y pule su arma.
Duerme ajeno a la llamada del clarín.

Dile que me consiga un acre de tierra:
Perejil, savia, romero y tomillo;
entre el agua salada y la costa,
y volverá a ser mi gran amor.

Rugidos de guerra que arden en batallones escarlata..
Los generales ordenan a sus soldados matar
y luchar por una causa que han olvidado hace tiempo.

Dile que lo siegue con una hoz de cuero:
Perejil, savia, romero y tomillo;
y recógelo en un manojo de brezo.
Entonces, volverá a ser mi gran amor.

Esta es una canción tradicional inglesa de autor desconocido, interpretada magníficamente por Simon and Garfulkel. Scarborough, en tiempos medievales representaba uno de los mayores puntos de referencia comercial de toda Inglaterra.

Trata de un joven que ha sido abandonado por su novia. En ella se invita al oyente, si fuera a la feria de Scarborough, a pedirle a su amada que si quiere que él vuelva a creer en su amor haga cosas del todo imposibles.

En el segundo verso de cada estrofa se repiten esas palabras: perejil, salvia, romero y tomillo, no es otra cosa que los ingredientes mágicos para formar una pócima de amor. Cosas de la Edad Media

domingo, 26 de septiembre de 2010


Volviendo de nuevo a los recuerdos, y aprovechando un video que me han mandado, saco un extracto que nos va a resultar gracioso. Hay que ver como han cambiado los tiempos.
Hablamos de los 60-70, en aquellos tiempos los coches no tenían cinturón de seguridad, ni air-bags, íbamos sueltos en los asientos traseros en plena juerga y peleas.
Jugábamos con juguetes de latón, con piezas que se soltaban, que cortaban, pintados con pinturas que no se sabía si eran tóxicas ni nos lo planteábamos.
Bebíamos agua del caño de la fuente, de la manguera o de un grifo cualquiera.
Construíamos patines con tablas en los que nos dejábamos caer en las cuestas midiendo quien llegaba antes.
Íbamos a jugar a la calle o al solar del barrio con una sola condición, que no se nos hiciera de noche.
¡¡No había móviles!! nuestros padres no sabían donde nos encontrábamos.
Comíamos dulces a voluntad, pan con manteca y azucar, bebidas con azucar...No se hablaba de obesidad, existía algún gordito.
¿Adicciones? sólo a las pipas de girasol.
A pie o en bici íbamos a la casa de nuestros amigos y amigas. Entrábamos sin llamar porque las puertas entonces estaban abiertas.
Nuestras fiestas estaban animadas por un tocadiscos, deslizando sus agujas sobre discos de vinilo y de beber, sangría.
Teníamos LIBERTAD, FRACASOS, ÉXITOS, Y SOBRE TODO, DEBERES.

A pesar de todo no hemos salido tan mal ¿VERDAD?

A una cuentacuentos de Educación Infantil


Todos "disfrutamos" de días malos, menos malos y buenos. En alguna ocasión he dicho que la felicidad no existe, pero sí momentos felices. Son esos momentos los que tenemos que disfrutar, exprimir hasta la última gota. Algunas veces pueden ser situaciones sencillas que se presentan de forma imprevista y que tal vez por no esperadas sorprenden y llenan de gozo. A mi me pasó el otro día. Entré en un aula y vi como una maestra contaba un cuento a unos niños de educación infantil. Ella sentada en una silla pequeña, para que la altura no marcara distancia en la situación. Los niños y niñas sentados en la alfombra mirando hacia ella, que gesticulaba mostrando las imágenes del cuento. Puedo asegurar que sus caras alegraron mi día. Con los ojos prendidos de los gestos de la maestra, observando atentos cada dibujo. La maestra metida en el papel de la protagonista del cuento, disfrutando tanto o más que ellos. Fue un rato mágico. Lástima no haber tenido una cámara de fotos y haberlo cazado para siempre, claro que tal vez el clic hubiera roto el encanto. Gracias compañera por haberme proporcionado este hermoso momento. Ese día fue un día de los menos malos.

viernes, 24 de septiembre de 2010

Bienvenido otoño





Flor de otoño
regala tus semillas
al suelo seco

lunes, 20 de septiembre de 2010

Té con pétalos de jazmín




Corría el año 2737 antes de Cristo cuando un emperador chino llamado Sheng-Tun descubrió de formal casi fortuita una nueva bebida que iba a perpetuarse a través de diferentes culturas. Dicho emperador, familiarizado con la herbolística y ávido defensor de la salud y la higiene, abogó para que los ciudadanos que estaban viviendo bajo sus dominios se cuidaran por dentro porque esto repercutía directamente en su espíritu. El mismo, solo bebía agua hervida.

Durante un paseo a lo largo de un bosque, decidió descansar a la sombra de un árbol mientras bebía su agua hervida de costumbre. El otoño provocó que algunas hojas secas de este árbol cayeran de forma casual en el vaso del emperador que no dudó en probar ese líquido que se había tornado marrón y desprendía un aroma penetrante y muy agradable. De esta forma, la primera infusión de té vió la luz. Poco a poco se le fueron añadiendo al té distintas hierbas aromáticas o esencias frutales para lograr sabores diversos, desde la naranja o la menta hasta el loto o el jazmín en periodos posteriores.

Si no habéis probado el té con pétalos de jazmín os invito a hacerlo. Al final de una larga jornada de trabajo, con la agradable lectura de un buen libro, nos permitimos darnos un pequeño placer. Es una delicia olerlo antes de que entre en la boca y pasar a saborearlo. Como dicen nuestros vecinos los franceses, "C´est un petit bonheur". (No dejes de escuchar la sonata "Claro de luna" )

domingo, 19 de septiembre de 2010

Aprendiendo a ser mayor


Este fin de semana he disfrutado de una maravillosa estancia en un balneario regalo de mis hijos. Dadas las fechas en él habían muchas personas mayores. Sus temas de conversación sus "plagas", que si la tensión, que si el azucar, el reuma, artrosis, y LA SOLEDAD.

Qué solos se sienten y cuan desaprovechados los tenemos. Es cierto que son como niños, a veces tercos y egoistas, pero llevan consigo tanto vivido y tanto sufrido, que podrían darnos lecciones de vida si los sabemos "engatusar".

Me ha venido al recuerdo este bonito cuento japonés que paso a narraros.

En un pueblo japonés existía la tradición de abandonar a los ancianos en las cercanas montañas al cumplir sesenta años porque creían que ya no podían se útiles. Pero un pobre campesino decidió no hacerlo ¡De esta manera descubrió el valor y la sabiduría de sus mayores!

Había una vez, hace mucho, mucho tiempo, en una pequeña región montañosa tenían la costumbre de abandonar a los ancianos al pie de un monte lejano. Creían que cuando se cumplían los sesenta años dejaban de ser útiles, por lo que no podían preocuparse más de ellos.

En una pequeña casa de un pueblecito perdido, había un campesino que acababa de cumplir los sesenta años. Durante todos estos años había cuidado la tierra, se había casado y había tenido un hijo. Después, había enviudado y su hijo también se casó, dándole dos preciosos nietos. A su hijo le dio mucha pena, pero no podía desobedecer las estrictas órdenes que le había dado su señor. Así que se acercó a su padre y le dijo:
- Padre, los siento mucho, pero el señor de estas tierras nos ha ordenado llevar a la montaña a todos los mayores de sesenta años.
- Tranquilo hijo, lo entiendo. Debes hacer lo que el señor diga -contestó el anciano lleno de tristeza.

Así que el joven se cargó al viejo a la espalda, ya que a su padre le era difícil caminar por el bosque e inició el viaje hacia las montañas. Mientras iban caminando, el joven se dio cuenta de que su padre dejaba caer pequeñas ramas que iba rompiendo. El joven creyó que quería marcar el camino para poder volver a casa, pero cuando le preguntó sobre ese hecho, el anciano le dijo:
- No lo estoy haciendo para mí, hijo. Pero vamos a un lugar lejano y escondido y sería un desastre que te desorientases y no pudieses volver. Así que he pensado que si iba dejando ramitas por el camino seguro que no te perderías.

Al oír estas palabras, el joven se emocionó por la generosidad de su padre. A pesar de este hecho el muchacho continuó caminando porqué no podía desobedecer al señor de esas tierras.

Cuando finalmente llegaron al pie de la montaña, el hijo, con el corazón hecho pedazos, dejó allí a su padre. Para volver decidió utilizar otra ruta, pero se hacía de noche y no conseguía encontrar el camino de vuelta. Así que retrocedió sobre sus pasos y cuando llegó junto a su padre le rogó que le indicara el camino por dónde tenía que ir. Se volvió a cargar a su padre a la espalda y, gracias a las indicaciones del anciano y a las ramitas que había dejado en el camino,
pudieron llegar a su casa.

Toda la familia se puso muy contenta cuando vieron de nuevo al anciano. Entonces, el joven decidió esconderlo debajo los tablones del suelo de su cabaña para que nadie lo viese y no le obligasen a llevárlo otra vez al monte.

El señor del país, que era bastante caprichoso, a veces pedía a sus súbditos que hiciesen cosas muy difíciles. Un día, reunió a todos los campesinos del pueblo y les dijo:
- Quiero que cada uno de vosotros me traiga una cuerda tejida con ceniza.

Todos los campesinos se quedaron muy preocupados. ¿Cómo podían tejer una cuerda con ceniza? ¡Era imposible! El joven campesino volvió a su casa y le pidió consejo a su padre.

- Mira - le explicó el anciano- lo que tienes que hacer es trenzar una cuerda apretando mucho los hilos. Luego, debes quemarla hasta que solo queden cenizas.

El joven hizo lo que su padre le había aconsejado y llevó la cuerda de ceniza a su señor. Nadie más había conseguido cumplir con la difícil tarea. Así que el joven campesino recibió muchas felicitaciones y alabanzas de su señor.

Otro día, el señor volvió a convocar a los hombres de la aldea. Esta vez les ordenó a todos llevarle una concha atravesada por un hilo. El joven campesino se volvió a desesperar. ¡No sabía cómo se podía atravesar una concha! Así que, cuando llegó a casa, volvió a preguntar a su padre sobre lo que debía hacer y éste le contestó:
- Coge una concha y orienta su punta hacia la luz, después, coge un hilo y engánchale un grano de arroz, a continuación, dale el grano de arroz a una hormiga y haz que camine sobre la superficie de la concha. De esta manera conseguirás que el hilo pase de un lado al otro del caparazón.

El hijo siguió las instrucciones de su padre y así pudo llevar la concha ante el señor de esas tierras. El señor se quedó muy sorprendido por la habilidad que el joven campesino demostraba para resolver las tareas que ordenaba y le alabó diciendo :
- Estoy orgulloso de tener gente tan inteligente como tu en mis tierras.

Y continuó preguntándole:

- -¿Cómo es que eres tan sabio?

El joven decidió decirle toda la verdad:
- Veréis señor, debo ser sincero con vos. Yo debería haber abandonado a mi padre porque ya era mayor, pero me dio pena y no lo hice. Las tareas que nos encomendó eran tan difíciles que sólo se me ocurrió preguntar a mi padre. Él me explicó como debía hacerlo y yo os he traído los resultados.

Cuando el señor escuchó toda la historia, se quedó impresionado y se dio cuenta de la sabiduría de las personas mayores. Por eso se levantó y declaró:
- Este campesino y su padre me han demostrado el valor de las personas mayores. Debemos tenerles respeto y por eso, a partir de ahora, ningún anciano deberá ser abandonado.

Y a partir de entonces los ancianos del pueblo continuaron viviendo con sus familias, aunque cumplieran sesenta años, ayudándolos con la sabiduría que habían acumulado a lo largo de toda su vida.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Mi baúl de recuerdos

Alguien dijo recordar es volver a vivir...y de vez en cuando hay que airear esos recuerdos que aunque no sean más que eso, fueron momentos vividos, algunos sufridos, pero nuestros.
A mi me tira el magisterio, no lo puedo remediar (no sé por qué será) y me ha llegado un correo que ha provocado esta entrada y pongo una imágenes que a l@s que tenemos cierta edad nos va a traer a la memoria días largos de escuela, de cuando éramos muchos en el aula, teníamos clase mañana y tarde e incluso teníamos que ir los sábados. Escuela en la que la maestra ponía la "máxima" del día en la pizarra, se cantaba a diario el cara al sol, de pie, junto a nuestro pupitre, se rezaba todos los días, los viernes se escribía el evangelio del domingo en la pizarra y en mayo cantábamos con flores a María, le recitábamos poesías, y por supuesto le llevábamos flores, aunque fueran las que les quitábamos a los geránios del patio de nuestra casa.
Por supuesto las niñas en una clase y los niños en otras. Años de caligrafías, de "muestras" interminables en las libretas para mejorar la letra, de cuadernos de cuentas y más cuentas, que cuando te sentías feliz porque se acababa, resulta que tenías que empezar el del número siguiente que además eran más dificiles. ¡¡Qué días aquellos!!







lunes, 13 de septiembre de 2010

Carrefour


Alguna vez te has fijado en el símbolo de carrefour. En realidad es la C mayúscula de la marca. Carrefour es una palabra francesa que significa encrucijada o cruce. Los franceses denominan así a las redondas esas que todos "sufrimos" para bien y para mal cuando vamos conduciendo. También lógicamente a los grandes supermercados.











sábado, 11 de septiembre de 2010

Otro cuento

"Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. También a mí como a otros, después me enteré, me llamaba la atención el elefante.

Durante la función, la enorme bestia hacía despliegue de su peso, tamaño y fuerza descomunal… pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo.
Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría, con facilidad, arrancar la estaca y huir.
El misterio es evidente: ¿Qué lo mantiene entonces?.¿Por qué no huye?
Cuando tenía cinco o seis años, yo todavía confiaba en la sabiduría de los grandes. Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre, o a algún tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapaporque estaba amaestrado.
Hice entonces la pregunta obvia: “Si está amaestrado ¿por qué lo encadenan?”
No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente.
Con el tiempo me olvidé del misterio del elefante y la estaca… y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta.
Hace algunos años descubrí que por suerte para mí alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta:
El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño.
Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca.
Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo no pudo. La estaca era ciertamente muy fuerte para él.
Juraría que se durmió agotado y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que le seguía…
Hasta que un día, un terrible día para su historia,el animal aceptó su impotencia y se resignó a sus destino.
Este elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo,no escapa porque cree –pobre– que NO PUEDE.
Él tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer.
Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro.
Jamás… jamás… intentó poner a prueba su fuerza otra vez…
Vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad… condicionados por el recuerdo de «no puedo»… Tu única manera de saber, es intentar de nuevo poniendo en el intento todo tu corazón…" JORGE BUCAY

¿Es más cómodo resignarse y dejar de luchar por aquello que creemos inalcanzable? Yo no quiero ser como el elefante.

¡Mucha mierda! (Con perdón)

El origen de la expresión “Mucha Mierda” proviene de la época en la que las personas de clases “pudientes” acudían al Teatro o “Corral de Comedia” en coche de caballos. Al llegar a la puerta del recinto, mientras bajaban del coche, el animal hacia sus necesidades allí mismo, por lo que cuando estaba a punto de empezar la representación un miembro de la compañía se asomaba y miraba la cantidad de excremento depositada ahí, cuanto más había más gente “pudiente” tenían. Curiosamente no se cobraba entrada, por lo que al finalizar la función la gente lanzaba sus monedas a mayor "poderío"más alta era la recaudación.

martes, 7 de septiembre de 2010

Las cosas importantes de la vida



Un profesor, delante de sus alumnos, cogió un bote grande de vidrio y procedió a llenarlo con pelotas de golf. Después preguntó a los estudiantes si el bote estaba lleno.

Los estudiantes estuvieron de acuerdo en decir que sí. El profesor cogió una caja llena de perdigones y los vació dentro del bote.

Estos llenaron los espacios vacíos que quedaban entre las pelotas de golf. El profesor volvió a preguntar de nuevo a los estudiantes si el bote estaba lleno, y ellos volvieron a contestar que sí.

Después el profesor cogió una caja con arena Ver imagen en tamaño completoy la vació dentro del bote. Por supuesto que la arena llenó todos los espacios vacíos y volvió a preguntar de nuevo siel bote estaba lleno. En esta ocasión los estudiantes le respondieron con un sí unánime. El profesor, rápidamente añadió dos tazas de café al contenido del bote y efectivamente, llenó todos los espacios vacíos entre la arena.
Los estudiantes reían. Cuando la risa se fue apagando, el profesor dijo: Quiero que os fijéis que este bote representa la vida. Las pelotas de golf son las cosas importantes como la familia, los hijos, la salud, los amigos, el amor, cosas que te apasionan. Son cosas que, aunque perdiéramos el resto ynada más nos quedasen estas, vuestras vidas aún estarían llenas. Los perdigones son las otras cosas que nos importan, como el trabajo, la casa, el coche..... La arena es el resto de las pequeñas cosas. Si pusiéramos primero la arena en el bote, no habría espacio para losperdigones ni para las pelotas de golf. Lo mismo sucede con la vida. Si utilizáramos todo nuestro tiempo y energía en las cosas pequeñas, no tendríamos nunca lugar para las cosas realmente importantes. Prestad atención a las cosas que son cruciales para tu felicidad. Juega con tus hijos, concédete tiempo para ti mismo, para visitar al medico, ir a cenar con tu pareja, practica tu deporte o afición favorita. Siempre habrá tiempo para limpiar las casa, o hacer reparaciones...

Ocúpate primero de las pelotas de golf, de las cosas que realmente te importan. Establece tus prioridades, el resto sólo es arena.

Uno de los estudiantes levanto la mano y le preguntó que representaba el café. El profesor sonrío y le dijo: ¡Me encanta que me hagas esa pregunta!. El café es para demostrar que aunque tu vida te parezca llena, siempre hay un lugar para dos tazas de café con un amigo.

sábado, 4 de septiembre de 2010

Picio

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Quien no ha dicho en alguna ocasión "...es más feo que picio" Pues el tal Picio existió en realidad y aquí un poco de historia:

Picio fue un zapatero español, nacido en Alhendín, una localidad andaluza de la provincia de Granada, que vivió en la primera mitad del siglo XIX. Por causas desconocidas fue condenado a muerte y, estando ya a punto de ser consumada su pena, éste recibió la noticia del indulto (ya que su sentencia pudo ser un error).

Fue entonces cuando, debido a la profunda alegría que le produjo la feliz noticia, se le cayó el pelo, las cejas y las pestañas, y para más inri, le salieron por toda la cara numerosos tumores y granos, que lo dejaron absolutamente deformado, pasando a ser el paradigma de la fealdad más espantosa.

Meses más tarde, Picio se estableció en Lanjarón, pueblo del que fue desterrado porque jamás entró a la iglesia, ya que no quería despojarse del pañuelo que cubría su calva y parte de su horrible rostro. Poco tiempo después, se trasladó a Granada, ciudad donde murió. Una curiosa anécdota cuenta que el párroco tuvo que darle la extremaunción con una larga caña, debido al espanto que le causaba este pobre hombre.

Claro que conociendo a los andaluces y la tendencia que tienen a la exageración es posible que Picio no fuera tan feo. ¡Quién sabe!

Dejo aquí un chiste de andaluces cortico.