Y justo cuando la oruga pensó que era su final, se transformó en mariposa

miércoles, 3 de noviembre de 2010

De como enterramos.

"Si no viví más, fue por que no me dió tiempo" Así reza el epitafio del Marqués de Sade.

Me gusta viajar. He viajada mucho y lo que me queda (si Dios quiere). Cuando voy a una ciudad nueva me gusta conocer todos los aspectos de ella, las costumbres, monumentos, gastronomía, fiestas y también me gusta visitar los cementerios.
Dice mucho de la gente, de la cultura y el modo de sentir la ausencia de los seres que se han ido, su forma de enterrarlos, de adornar las tumbas, de cómo los integran o no en la vida del pueblo o ciudad.
Por ejemplo en Lisboa, el cementerio de Los Placeres, además de monumental, tanto en su arquitectura como en sus dimensiones, llama la atención los pequeños panteones, protegidos con cortinas de diversas clases. En el interior se encuentra colocadas en lejas los ataúdes dispuestos uno sobre otros. En esta foto hay mucho polvo, no es esta la tónica general, normalmente están decorados con objetos que supongo, eran de algún valor para el difunto. Era chocante ver las de los niños con juguetes junto al ataúd.
Hay pueblos en los que los cementerios están construidos cerca de la iglesia, y por tanto en el centro. Es una edificación más del lugar. No los apartan como hacemos por norma general en España. Otros se han quedado pequeños pero es tan hermosa la arquitectura de sus tumbas y panteones que los han dejado como monumentos.
Otros desde luego tienen detalles de mal gusto.
Hay rutas turísticas por determinados cementerios y no estamos hablando del famoso Notre Père Lachaise.
En fin, casi todas las culturas, casi todas las religiones entierran a sus muertos. Aquí dejo una muestra.


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