Y justo cuando la oruga pensó que era su final, se transformó en mariposa

martes, 5 de marzo de 2013

“JACINTA Y EL LAGO”








Somo como somos. Aceptarse es bueno.


Cuando Jacinta se miraba en el lago, no le gustaba lo que veía. Jacinta quería ser amarilla y tener rayas negras, como la cebra; pero su piel era gris y aburrida. Jacinta quería lucir una abundante melena, como la del león, pero en su cabeza sólo crecían tres pelos muy tiesos. Jacinta quería pasearse con una cola larga y bella, como la del avestruz; pero su rabo era largo y liso. Jacinta quería ser delgada, como la gacela, pero era una elefanta gorda y enorme.

Para ser rayada como la cebra, Jacinta le pidió al mono Picacho, un artista de los colores, que le pintara unas hermosas rayas amarillas y negras por todo el cuerpo.Y cuando se miró en el lago, le gustó mucho lo que vió: una elefanta rayada, ¡cómo se parecía a la cebra!

Para tener una melena abundante como la del león, a Jacinta se le ocurrió plantarse en la cabeza unos granos de maicillos y regarlos con agüita fresca del río. En poca semanas, Jacinta lucía una abundante y hermosa melena verde, así que se asomó al lago y le gustó mucho lo que vió: una elefanta rayada con un hermoso cabello verde, más bonito que el del león.

Para tener una cola tan bonita y elgante como la del avestruz, Jacinta se ató en el rabo unas hermosas hojas de palma. Luego se fue a mirar al espejo del lago y le gustó lo que vió: una elefanta rayada, con una hermosa melena verde y una elegante cola de palmas.

Por último, para ser flaca como gacela, Jacinta se puso a dieta: sólo comía un puñado de hierba en todo el día. Y se puso a hacer ejercicio: todas las mañanas salía a correr por la selva y hacía pesas también: 1, 2, 1,2…En unas semanas, Jacinta estaba delgada como una gacela. Se asomó al lago y le gustó lo que vió: una elefanta rayada, con un abundante cabello verde, una hermosa cola de palma y delgada como gacela.

 Y estando en el lago, se acercó a beber un elefante guapísismo. Jacinta al verle, se quedó prendada de él y le puso ojitos de enamorada. Pero el elefante, al ver una elefanta con rayas amarillas y negras, y con pelo verde y cola de palma y flaca como gacela, barritó horrorizado y salío corriendo. Y allí quedó Jacinta, sola y triste y sin entender por qué el guapo elefante había huído. Se miró de nuevo y pensó: “ Será que no le haya gustado mi piel rayada? Jacinta llenó su trompa de agua y se dio un buen baño. No paró hasta recuperar su color gris. Después se miró en el lago y le gustó lo que vió: una elefanta con abundante cabello verde, una preciosa cola de palma y delgada como gacela y sin rayas amarillas y negras. Y contenta con su aspecto fue a buscar al elefante que la había vuelto loca, y cuando lo encontró, se fue derechita hacia él. El pobre elefante no tardó ni un minuto en salir corriendo, como alma que lleva el diablo.

Jacinta se quedó hecha un mar de lágrimas.¿Por qué se había asustado el elefante?¿Sería de su pelo verde? Por si acaso, jacinta empezó a restregarse la cabeza contra un árbol hasta que no le quedaron mas que los tres pelos muy tiesos que tenía antes. Luego,  se asomó al lago y le gustó lo que vió: una elefanta gris, con cola de palma y delgada como  gacela y con tres pelos tiesos en la cabeza.

Jacinta buscó por todos los rincones de la selva al elefante de sus sueños hasta dar con él. Esta vez, la elefanta se fue acercando muy despacito al galán, que en cuanto se percató de su presencia, se quitó de en medio.¡Ay qué penita mas grande tenía Jacinta!¿Por qué se habría asustado el elefante esta vez?¿Por su cola de palma? Ni corta ni perezosa se arrancó el abanico del rabo, se miró en el espejo del lago y se puso muy contenta con lo que vió: una elefanta gris, sin melena verde y sin cola de palma y delgada como gacela.

¡Esta vez seguro que le gustaba! Jacinta vió desde lejos al elefante y se fue trotando hacia él. Pero elefante la miró, dudó unos instantes y volvió a salir corriendo como una centella. No había consuelo para la pobre Jacinta ni pañuelo para enjugar sus enoormes lagrimones. ¿Por qué se habría asustado el elefante? ¿Por su delgadez? Jacinta decidió volver a ser la elefanta gorda y enorme de siempre, a ver si así el elefante le hacía mas caso, y disfrutó de lo lindo comiendo sin parar.

Con unas pocas toneladas mas y much alegría, Jacinta fue al encuentro de su elefante que estaba bebiendo agua en el lago. Cuando el elefante la miró, se quedó enamorado de ella, se le arrimó muy arrimadito y le barritó un puñado de piropos en su enorme orejota de elefanta. Jacinta miró hacia al lado y vió a dos elefantes gordos y enormes, sin rayas amarillas y negras, sin pelos verdes ni cola de palmas y con un montón de amor y alegría en los ojos.

C. Rehabilitación, Ana y Lola. Sta Marta, Cabañas, Nov. 2007 

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