Papá, cuéntame un cuento, uno de princesas, dragones, naves voladoras, de super héroes, de de de...
Así iniciaba el fin de cada noche. Él tenía mil historias para
contarle, historias sin fin porque siempre se hacía tarde y ella cerraba
sus ojos antes de decir “Y FIN”.
Ella sabía que los dragones no existían, que las princesas no eran de color rosa,
que los super héroes viven en los comics y cerraba los ojos para que
las palabras tomaran vida y fue así como aprendió a dormir con una
sonrisa en sus labios.
Ahora ella cierra los ojos antes dormir y toma vida el recuerdo de su
padre. Él durmió para siempre con una sonrisa y desde entonces ella
aprendió a dormir no sin antes liberar una lágrima.
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