Hay un viejo cuento que nos habla de una mujer, cuyo único hijo había muerto. En su dolor, fue a consultar a un hombre sabio, a quien preguntó:
-¿Qué oraciones, o qué encantamiento mágico tiene usted para traer a mi hijo de nuevo a la vida y quitar así mi tristeza?
El sabio, en vez de despedirla o razonar con ella, le dijo:
-Tráigame una semilla de mostaza de una casa donde nunca hayan conocido
La mujer partió de inmediato en busca de aquella semilla mágica.
Se dirigió primero a una hermosa mansión, en un barrio residencial; tocó la puerta, y dijo:
-Estoy buscando un lugar donde nunca hayan conocido la tristeza, ¿es aquí por ventura? Esto es una cosa muy importante para mí.
Le respondieron:
-¡Qué pena, usted vino al lugar equivocado! Y comenzaron a relatarle todas las tragedias familiares que recientemente les habían ocurrido.
La mujer se dijo a sí misma:
-¿Quién mejor que yo con toda mi desgracia para ayudar a estas pobres y desafortunadas personas? Y se quedó para consolarlos.
Partió luego hacia otros lugares, en búsqueda de una casa donde nunca hubiera acontecido tristeza alguna. Pero, donde ella iba, ya fuesen palacios o chozas, siempre encontraba algún caso de tristeza o dolor.
Finalmente... quedó tan ocupada y contenta en consolar el dolor ajeno, que se olvidó de la búsqueda de la semilla mágica, sin darse cuenta que el hecho de consolar a otros, había expulsado la tristeza de su corazón y de su vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario