Y justo cuando la oruga pensó que era su final, se transformó en mariposa

domingo, 13 de marzo de 2011

Nostálgica tarde de domingo



He plantado una árbol, he tenido hijos, he escrito algo, es cierto que no se puede llamar libro, pero si junto todo podría llamarse así. Me pregunto si hecho esto paras el mundo, tu mundo y ya está o sólo ha servido para dejar huella de tu paso por el mundo. ¡Frágil huella desde luego!.
He plantado y ha crecido un árbol de una semilla, durante muchos años, lo he cuidado, lo he regado, lo he abonado, le hecho toda clase de "cucadas" y siendo un árbol frutal no he recogido ni un kilo de sus frutos. Tal vez planté la semilla perezosa, o mis cuidados no han sido los adecuados.
Cuando al albor de la primavera comienza a florecer cada año, crece la ilusión de que en el verano me de jugosos frutos, pero año tras año, se conforma con regalarme tres o cuatro a lo sumo, frutos que fotografío ya que son como el tesoro de la corona para mí. Yo sí te cuido, ¿porqué tú no me correspondes? ¡Quien sabe!

Abierta la puerta a la nostalgia, a veces el árbol nos castiga sin saber por qué, he copiado esta bonita poesía de Mario Benedetti.

¿De qué se nutre la nostalgia?
Uno evoca dulzuras
cielos atormentados
tormentas celestiales
escándalos sin ruido
paciencias estiradas
árboles en el viento
oprobios prescindibles
bellezas del mercado
cánticos y alborotos
lloviznas como pena
escopetas de sueño
perdones bien ganados
pero con esos mínimos
no se arma la nostalgia
son meros simulacros
la válida la única
nostalgia es de tu piel.

No hay comentarios:

Publicar un comentario