Y justo cuando la oruga pensó que era su final, se transformó en mariposa

sábado, 7 de julio de 2012


Era otoño y las nubes estaban de un color plomizo. Ella estaba triste, tal vez influida por la luz de aquel atardecer. De pronto frente a sus ojos comenzó a volar un avión de papel y cual no fue su sorpresa cuando vio que, como pequeñas mariposas, se desprendían las  letras del papel con el que estaba hecho el avión. No puede ser, se dijo en voz baja. Nadie la oía, nadie veía lo que estaba ocurriendo. 
Poco a poco las letras caían sobre su mano. Era una carta de amor que la buscaba. 
Aquella tarde  gris, aquel avión de papel, aquellas letras revoloteando cual mariposas juguetonas, le devolvieron la alegría que hacía tiempo había perdido. Su amado, desde el otro lado del mar, lejos, muy lejos había sabido dibujar una sonrisa en su linda boca.

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