"Cuando por fin se quedó sola, se sintió aliviada.
Otros no habrían soportado la soledad en ese momento. Nathalie soñaba con estar
sola. Y, sin embargo, la situación lo hacía todo más insostenible. Recorría el
salón, y todo estaba ahí. Exactamente igual que antes. No se había movido nada.
La manta seguía sobre el sofá. También la tetera, sobre la mesa baja, con el
libro que estaba leyendo. Le impresionó especialmente ver el señalador. El libro
quedaba así dividido en dos; la primera parte la había leído mientras aún vivía
François. Y en la página 321, François había muerto. ¿Qué hay que hacer en estos
casos? ¿Puede alguien proseguir la lectura de un libro interrumpido por la
muerte de su marido?"
La delicadeza. David Fuenkinos
No hay comentarios:
Publicar un comentario