Surgió como surge el amor. Un día se vio en el centro del estanque, se había dejado caer lentamente sobre la gran masa de nenúfares que lo habitaban. Ansiosa de ir a encontrarse con él, cerró los ojos y empezó a navegar. Admiró bellos países, gentes de todas las razas. Por fin encuentró un rincón solitario junto a unas montañas azules, que tal vez les recordaban otros tiempos. Antes de llegar a ellas salta de su lecho de flores y ¡oh sorpresa! no sabe nadar y se ahoga. Triste desenlace para tan bello sueño.
De recompensa esta bella melodía.
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