Al final lo hizo. Se elevó desde su cama y luego salió por la ventana. Vio la estrella grande que cada noche se le aparecía en sueños y subió y subió hasta que pudo rozarla con sus labios. Fue un beso suave. Las otras estrellas amigas aplaudieron emocionadas. No creían lo que estaban viendo.
Al notar el calorcito de la estrella, su estrella, en la cara, despertó ilusionada pensando que su sueño se había hecho realidad, pero era su gatito el que se había cobijado junto a ella buscando el calor que ella despedía.
¡Otro día será!
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