Se sentó en la silla, mirando por la ventana. Oía el tic-tac del reloj de cuco colgado sobre la pared lateral. Pensaba que nunca volvería a verlo. Triste, muy triste comenzó a llorar. Esperanza rota, sueños destrozados. Cuando daba el más hondo suspiro la puerta se abrió y apareció. No pudo controlar su grito de alegría.
Moraleja: la esperanza NUNCA debe perderse.
A pesar de TODO la vida sigue.
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