Y justo cuando la oruga pensó que era su final, se transformó en mariposa

lunes, 21 de noviembre de 2011

Balada de otoño


Pasa los días sentada detrás de la ventana, viendo a la gente pasar. No sale, no la visitan, sólo sus hijos. Triste, melancólica, recuerda otros tiempos en los era joven. Ahora anciana, se da cuenta de lo que ha dejado pasar, o no, ya no importa.
Pasa la gente tras los cristales, observa, conoce, reconoce, pero es incapaz de salir.
Cuenta que de niña jugaba mucho, corría mucho, la mimaban mucho, tal vez demasiado. Esto ocasionó que fuera un niña caprichosa. Ahora sola, no quiere visitar, no quiere que la visiten, sola. Convive con ruidos familiares, sus recuerdos y con un perro, que fiel como casi todos los perros, la acompañan. Tras los cristales hoy llueve, no pasa gente. Las gotas de lluvia dibujan círculos en los charcos. Oye el ruido del agua al caer. El perro la llama, pero hoy tampoco le apetece estar con él. Sola, tras la ventana.

Pongo fin con esta balada de otoño de Juan Manuel Serrat.

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