Y justo cuando la oruga pensó que era su final, se transformó en mariposa

jueves, 3 de febrero de 2011

¡Que no se pierda el corcho!


Había una vez una escuela y en la escuela una maestra y unos niños alborotados, en esto llegó el inspector. A éste le sorprendió ver a la maestra escondida detrás de su mesa y le preguntó:
- ¿Algún problema?”
- “Estoy abrumada señor, no se qué hacer con estos chicos... No tengo láminas, la Consejería no me manda material didáctico, no tengo nada nuevo que mostrarles ni qué decirles...”
El inspector, que era un docente de alma, vio un corcho en el desordenado escritorio. Lo tomó y con aplomo se dirigió a los chicos:
- “¿Qué es esto?”
- “Un corcho señor...”, gritaron los alumnos sorprendidos.
- “Bien, ¿De dónde sale el corcho?”
- “De la botella señor. Lo coloca una máquina.., del alcornoque, de un árbol .... de la madera...”,respondían animosos los niños.
- “¿Y qué se puede hacer con madera?”, continuaba entusiasta el inspector.
- “Sillas..., una mesa..., un barco...”
- “Bien, tenemos un barco. ¿Quién lo dibuja? ¿Quién hace un mapa en el pizarrón y coloca el puerto más cercano para nuestro barquito? Escriban a qué comunidad pertenece. ¿Y cuál es el otro puerto más cercano? ¿A qué país corresponde? ¿Qué poeta conocen que naciera allí? ¿Qué produce esta región? ¿Alguien recuerda una canción de este lugar?...”, y comenzó una tarea de geografía, de historia, de música, economía, literatura, religión…
La maestra quedó impresionada. Al terminar la clase le dijo conmovida:
- “Señor, nunca olvidaré lo que me enseñó hoy. Muchas gracias.”
Pasó el tiempo. El inspector volvió a la escuela y buscó a la maestra. Estaba acurrucada detrás de su escritorio, los alumnos otra vez en total desorden...
- “Señorita... ¿Qué pasó? ¿No se acuerda de mí?”
- “Sí señor, ¡cómo olvidarme! Qué suerte que regresó. No encuentro el corcho. ¿Dónde lo dejó?”

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