Magritte nació en la pequeña localidad belga de Lessines, en
la región del Hainaut, pero su infancia transcurrió
en distintos lugares a los que fue trasladándose la familia.
Su padre era sastre y su madre, que de soltera había ejercido
como modista y sombrerera, se suicidó en 1912 arrojándose al
Sambre en Chatelet. Los ecos del suicidio materno
pueden percibirse todavía en algunos cuadros de finales de los
años veinte -La historia central (1927), Los amantes
(1928, abajo)-, en los que aparecen figuras con la cabeza
cubierta por una tela evocando la imagen del cadaver de
la madre, que fue rescatado del río con la camisa cubriéndole
el rostro.
Un ejemplo de su obra.
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