Y justo cuando la oruga pensó que era su final, se transformó en mariposa

miércoles, 14 de septiembre de 2011

¡Qué mona vas!

Sales de tu casa, tan mona, pelo arreglado, maquillaje perfecto, la camisa en su sitio y la falda impecable, sin una arruga. Pasada la primera media hora, ya he llegado al trabajo, he sudado y llevo un pequeño cerco húmedo en las axilas, lo demás todavía bien. Tengo una reunión a primera hora importante y pesada, se prevee que podemos terminar pasadas las dos de la tarde, pero en fin, qué se le va a hacer. Me voy a la reunión, saludos a todos los componentes, me siento y empezamos. A las dos horas, la falda ha dejado de estar impecable, me ha dado calor y me he recogido el pelo con pinza. Tengo ya un poco de hambre, enseguida traen café y dulces y me los tomo, vaya que sí, están...buenísimos. Seguimos trabajando, me he rascado la cabeza y una greña se ha soltado del recogido, más tarde un mechón. Yo no soy consciente de esto y sigo como si tal. Trabajamos  y trabajamos. Se hacen las dos,de terminar nada de nada, la falda super arrugada, la camisa fuera ya de lugar, el calor ha hecho que el maquillaje de los ojos se salga de su sitio y le parezca un poco a la niña del exorcista. Las tres y seguimos, cansados pero seguimos, llamamos a las familias avisando de que nos vamos a retrasar. Tres y  media y aún queda, las cuatro de la tarde, un hambre de esos que te vas comiendo por dentro poco a poco, las tripas ya no saben qué cantar, casi terminamos ya. Mi mente en una cervecita fresquísima, ya estamos finalizando, ya hemos finalizado.¡Por fin! Paseo por el WC. ¡Horror! parecía que me había peleado con un gato y había perdido. La vestimenta desencajada, sudando y hambrienta. Salgo digna a la calle, me despido y tranquilamente a mi casa. Llego y la cervecita me estaba esperando, y la comida y la siesta. Total un día de trabajo un poco más largo de lo normal.

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