Y justo cuando la oruga pensó que era su final, se transformó en mariposa

viernes, 23 de septiembre de 2011

Otro otoño.




Callarán hasta las ramas de los sauces
que rodean la que fue nuestra casa.

Las hojas del otoño 
caerán mudas en noviembres infinitos
y su caída
será lluvia silenciosa
teñida de ocres amarillos.

El viento será complice
de este crimen pasional de otoño
y a partir de entonces
entre tu bosque y el mío
un desierto mudo 
crecerá como enredadera eterna.

Las palabras entre nosotros
serán recluídas en la libertad que nos prestamos
y una vez nos abandonemos
no habrá tortura
ni garrote vil
que fuerce una queja
ni siquiera un crujido de lamento
capaz de despertar este sonido de silencio
y esta distancia planetaria.
(No sé el autor)

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