Leyenda india del amor.
Estando un viejo Lakota fumando en su tipi, mientras meditaba sobre los problemas que acarreaba su tribu; comida, tierras robadas por los rostros pálidos, etc. entró en la tienda un joven de la tribu y le dijo:
- “Abuelo, me siento muy mal.”
- “¿Qué te ocurre, hijo mío?”; preguntó el anciano.
- “Mi corazón palpita tan deprisa cómo si quisiera escapar de mi pecho, mi estómago no cesa de hacerme cosquillas a cada momento, mi mente no deja de pensar en una sola cosa de día y de noche, no puedo dejar de pensar en Llanura Iluminada, la hija de Búfalo Cansado, ni un sólo instante. Cuando la veo, no ceso de sudar, me tiemblan las piernas como si fuese a una batalla y mi cuerpo entero suda; hasta mi voz se vuelve temblorosa”.
- “Entonces estás enfermo”; contestó el abuelo, ofreciendo su pipa al joven. “Ven, siéntate aquí a mi lado y fuma conmigo mientras meditamos sobre eso.”.
El muchacho obedeció y estuvieron hablando, pensando y meditando sobre el tema y fumando de la pipa durante un buen rato.
-”¿Qué enfermedad tengo, abuelo?”. Preguntó el joven Lakota.
Tras una larga fumada de su pipa, el abuelo le contestó: “Amor, muchacho, padeces amor”.
- “¿Es eso malo?”
- “No”, le dijo el anciano Lakota. “No es malo, si lo sabes administrar en su medida justa.”.
- “¿Cómo lo hago?”.
- “Muy fácil, escucha tu corazón, él te dirá lo que debes hacer en cada momento, hazle caso en todo lo que te diga, entonces, sólo entonces, podrás volar junto a la chica que amas, porque saldrá de tu pecho y llegará al suyo para instalarse en él. Sé tú mismo en todo instante y sé paciente. Es como cuando plantamos una semilla en la tierra, no recoges el fruto el mismo día. Tienes que cuidarla mucho, mimarla durante un período de tiempo, crecerá y podrás recoger aquello que sembraste hace un tiempo. Haz tú lo mismo. Cosecha tu amor en su corazón y serás correspondido. Dale todo tu amor, todo tu cariño, todas tus caricias, todo tu ser y al final, recogerás el fruto del amor.”.
Estando un viejo Lakota fumando en su tipi, mientras meditaba sobre los problemas que acarreaba su tribu; comida, tierras robadas por los rostros pálidos, etc. entró en la tienda un joven de la tribu y le dijo:
- “Abuelo, me siento muy mal.”
- “¿Qué te ocurre, hijo mío?”; preguntó el anciano.
- “Mi corazón palpita tan deprisa cómo si quisiera escapar de mi pecho, mi estómago no cesa de hacerme cosquillas a cada momento, mi mente no deja de pensar en una sola cosa de día y de noche, no puedo dejar de pensar en Llanura Iluminada, la hija de Búfalo Cansado, ni un sólo instante. Cuando la veo, no ceso de sudar, me tiemblan las piernas como si fuese a una batalla y mi cuerpo entero suda; hasta mi voz se vuelve temblorosa”.
- “Entonces estás enfermo”; contestó el abuelo, ofreciendo su pipa al joven. “Ven, siéntate aquí a mi lado y fuma conmigo mientras meditamos sobre eso.”.
El muchacho obedeció y estuvieron hablando, pensando y meditando sobre el tema y fumando de la pipa durante un buen rato.
-”¿Qué enfermedad tengo, abuelo?”. Preguntó el joven Lakota.
Tras una larga fumada de su pipa, el abuelo le contestó: “Amor, muchacho, padeces amor”.
- “¿Es eso malo?”
- “No”, le dijo el anciano Lakota. “No es malo, si lo sabes administrar en su medida justa.”.
- “¿Cómo lo hago?”.
- “Muy fácil, escucha tu corazón, él te dirá lo que debes hacer en cada momento, hazle caso en todo lo que te diga, entonces, sólo entonces, podrás volar junto a la chica que amas, porque saldrá de tu pecho y llegará al suyo para instalarse en él. Sé tú mismo en todo instante y sé paciente. Es como cuando plantamos una semilla en la tierra, no recoges el fruto el mismo día. Tienes que cuidarla mucho, mimarla durante un período de tiempo, crecerá y podrás recoger aquello que sembraste hace un tiempo. Haz tú lo mismo. Cosecha tu amor en su corazón y serás correspondido. Dale todo tu amor, todo tu cariño, todas tus caricias, todo tu ser y al final, recogerás el fruto del amor.”.
Dra. Carmen González
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